20090428

Un relato ferroviario de Haroldo Conti


PERDIDO

El tren salía a las ocho o tal vez a las ocho y media. Recién diez minutos antes enganchaban la locomotora pero de cualquier forma el tío se ponía nervioso una hora antes. Todos los del pueblo eran así. Apenas llegaban y ya estaban pensando en la vuelta. Su padre había hecho lo mismo. La mitad del tiempo pensaba en las gallinas, que comían a su hora, o en el perro, que había dejado en lo del vecino. Para el, Buenos Aires era la Torre de los Ingleses, Alem, la avenida de Mayo y, por excepción, el monumento a Garibaldi, en Plaza Italia, porque la primera vez que vino, con la vieja, se extraviaron y fueron a parar allí. Se sacaron una foto y el tipo de la máquina los puso en un tranvía que los llevó a Retiro. De cualquier forma llegaron una hora antes y con todo estaban tan excitados que casi se meten en otro tren.
Mientras cruzaba la Plaza Británica con aquella torre que de alguna manera presidía su vida, vista o entrevista a cualquier hora del día en que pisó Buenos Aires, y luego los años y toda la perra vida, y ahora esa vieja tristeza que le nacía de adentro, bueno, y la torre siempre allí como el primer día. Mientras cruzaba la plaza, pues, vio al tío por anticipado en un rincón del hall del Pacífico (ellos todavía decían Pacífico) encogido dentro del sobretodo que olía a tabaco, con la valija de cartón imitación cuero a un lado y un montón de paquetes sobre las rodillas, manoseando el boleto de segunda dentro del bolsillo para asegurarse de que todavía seguía allí.
Lo había llamado dos o tres veces desde el hotel Universo pero él estaba fuera y la muchacha entendió las cosas a medias. Después trato de llegar hasta la casa, a pie, por supuesto, pues los troles y los colectivos lo espantaban. Se había extraviado en algún punto de Leandro Alem y antes de perder de vista la Plaza Britanica prefirió volver a Retiro y esperar el tren.
Hacía un par de años que Oreste no veía al tío pero estaba seguro de encontrarlo igual. La misma cara blanca y esponjosa salpicada de barritos y de pelos con aquellos ojos deslumbrados que se empequeñecían cuando miraba algo fijo, el moñito a lunares marchito y grasiento, el mismo sobretodo negro con el cuello de terciopelo, el chambergo alto y aludo que se calzaba con las dos manos y el par de botines con elásticos.
La estación Pacífico se había empequeñecido con los años. Eso parecía, al menos. En realidad era un mísero galpón con un par de andenes mal iluminados. En otro tiempo, sin embargo, veo a todo aquello coloreado por una luz misteriosa. La propia gente estaba impregnada de esa luz. Era espléndida, leve y gentil, como si no fuera a cambiar ni a morir nunca y la estación lucía como un circo. Pero la gente había cambiado de cualquier forma y la vieja estación Pacífico lucía ahora como lo que era, un misero galpón de chapas lleno de ruidos y olor a frito.
Vio al tío en un banco, debajo del horario de trenes. Parecía muy pequeño e insignificante. Tenía las manos metidas en los bolsillos, las piernas bien juntas, un paraguas sobre las rodillas y la mirada perdida en el aire.
Miraba en su dirección pero no lo veía. No veía nada.
Reaccionó cuando lo tuvo delante. --¡Oreste!
Se abrazaron y se besaron, de acuerdo a la vieja costumbre. Oreste dejó que el tío lo palmeara un buen rato. Tenía ese olor familiar, un olor masculino que evocaba a aquellos hombres reservados de su infancia que le sonreían, con breve indulgencia, como el tío Ernesto, grande como un ropero y delante del cual tragaba saliva invariablemente, o el gran tío Agustín, la única vez que lo vio el día que vino de Bragado en aquel Ford A con cadenas que echaba una nube de vapor por el gollete del radiador, o al propio tío Bautista cuando era el mismo por entero y no apenas esta sombra.
Se apartaron y el tío pregunto sin soltarle los brazos:
-¿Cómo va? --Bien, bien.
Se miraron y sonrieron un rato y después se volvieron a abrazar.
--¿Y usted, que tal? --Bien, bien.
--¿La tía?
--Y, bien.....
Le puso una mano sobre un hombro y lo miró largamente. Oreste sonrió despacio. Estaba acostumbrado a aquel estilo.
--¿A qué hora sale el tren? --A las ocho y media.
--Son las siete y cuarto. Vamos a tomar algo.
--No... mejor nos quedamos aquí. ?A dónde vamos a ir? Entre que arriman el tren,y enganchan la. locomotora se va el tiempo.
Sí, pero nosotros no tenemos nada que ver en todo eso. Vamos.
--¿Y a dónde? No hagas cumplidos conmigo, hijo.
Estuvieron forcejeando un rato hasta que por fin lo convenció y se metieron en el bar de la estación. Consiguieron un lugar desde el cual, a través de una perspectiva complicada, veían un pedazo del andén número 4.
Oreste pidió hesperidina y el tío, a fuerza de insistir, un Cinzano con bíter.
--¿Cómo se largo hasta aquí?
--Eh!... hacia tiempo que lo tenía pensado.
El tío miró el reloj del bar y puso cara de espanto.
--Esta parado --dijo Oreste sujetándolo por un brazo.
No parecía convencido. Saco y examinó el viejo Tissot con agujas orientales.
--¿Que te decía?... oAh, si! Vine a ver a mi primo, Vicente. Hacía seis años que no lo veía. Somos del mismo pueblo, Baigorrita. Le estaba prometiendo siempre. Que hoy, que mañana. Sorbió un traguito de Cinzano.
--Esta viejo. Casi no lo conozco.
Permaneció un rato en silencio con el mismo gesto abstraído que tenía cuando esperaba en el hall.
--¿Que tal? ¿Como va eso?--volvió a preguntar con desgano.
--Bien, bien.
--¿Se progresa?
--Se progresa.
Se miraron con afecto, sonrieron y callaron.
El tío había sido siempre así. El tío y todos ellos.
--Traje una punta de encargues. La tía me pidió unas latas de "Sal de Hunt". Hace más de un año que anda detrás de eso. Fui a buscarlas a Junín hace dos meses. No... en noviembre. Hace cuatro meses.
--¿Para qué sirve? ,
--Para el estómago. Es una gran cosa. La gente toma ahora toda clase de porquerías, pero esto es realmente bueno.
Silbó una locomotora y el tío se alarmó.
--Falta todavía.
Volvió a mirar el reloj y sorbió otro poco de Cinzano.
--Bueno, fui a la Franco-Inglesa y conseguí todo lo que quise. Le mostré el tarrito al tipo y me dijo: "¿Cuantos quiere?". Apenas lo miró. ¿Te das cuenta?
Dentro de un rato iba a desaparecer en la ventanilla de un vagón de segunda y no lo vería hasta dentro de cuatro o cinco años. Había otros cinco antes de ahora. Su viejo desapareció así un día y no lo vio más.
--¿Qué tal todo aquello? --preguntó Oreste después de un rato.
Todo aquello. Era un roce lastimero, un crepitar de años envejecidos, una pregunta hecha a si mismo, a un negro hoyo de sombras.
--Igual.
--¿Los muchachos?
--Siempre igual.
Callaron otra vez.
El tío hizo girar la copa y sorbió el último trago.
--¿Qué hora es?
--Las ocho menos cuarto.
El tío saco el reloj y lo observó inquieto.
--Casi menos diez. ¿Vamos?
Oreste dudó un rato.
Vamos.
Estaban enganchando la locomotora. El tío recogió los paquetes y la valijas y comenzó a caminar apresuradamente hacia el andén número 4. Parecía haberlo olvidado.
Oreste trató de tomarle la valija y el tío lo miró con extrañeza.
--Está bien, muchacho. No te molestes.
--Déle saludos a la tía. A todos.
--Gracias, querido. Gracias.
Corrieron a lo largo del tren tropezando con los tipos de segunda que corrían a su vez como si la estación se les fuera a caer encima y metían por las ventanillas los chicos o las valijas para conseguir asiento. El tío trepó a uno de los vagones cerca de la locomotora y al rato sacó la cabeza por una ventanilla.
--¿Cuándo vas a ir por allá -preguntó mirando mas bien a la gente que se apiñaba sobre el andén.
--Apenas pueda.
--Tenés que ir, eso es. ¿Cuándo dijiste?
--Cuando pueda.
El tío se apartó un momento para acomodar la valija. Después se sentó en la punta del banco y permaneció en silencio.
Se miraron una vez y el tío sonrió y dijo:
--¡Oreste! . . .
Él sonrió también, desde muy lejos, al borde del andén.
Sonó la campana y el tío asomó apresuradamente medio cuerpo por la ventanilla.
--¡Chau, querido, chau! -dijo y lo besó en la mejilla como pudo.
Trató de besarlo a su vez pero ya se había sentado.
El tren se sacudió de punta a punta. El tío agitó una mano y sonrió, seguro.
Oreste corrió un trecho a la par del tren. Corría y miraba al tío que sonreía satisfecho, como aquellos hombres de la infancia.
Luego el tren se embaló y Oreste levantó una mano que no encontró respuesta.

Del libro "Con otra gente", © Centro Editor de América Latina, 1972

20090423

Hector German Oesterheld (1917 - 1977)


Nació en el año 1919. Hijo de Ferdinand Kurt. Estudió y se graduó en la carrera de geología. Fanático de H. Melville y Joseph Conrad. A partir de 1950 cuando comienza a escribir guiones de historietas y relatos de aventuras.
Publicó en las revistas "Misterix", "Hora Cero", "Frontera", entre otras. Sus personajes más conocidos son Sargento Kirk, Bull Rocket, Ernie Pike, Sherlock Time y Mort Cinder. Pero es sin dudas El Eternauta la creación que le ha dado un lugar entre los maestros de la historieta, y le permitió superar ampliamente el género.

Apareció por primera vez en 1957, en la revista "Hora Cero Semanal" con dibujos de Solano López. Más tarde modifica algunos detalles del guión y la publica en "Gente" con dibujos de Alberto Breccia, pero por problemas con la editorial, Oesterheld es obligado a terminar la historia en tres entregas, transformándola en un resumen de la historia original de "El eternauta". En la década del setenta aparece la segunda parte en la revista "Skorpio", otra vez de la pluma de Solano López. A principios de la década del setenta se incorporó a la organización Montoneros. El 27 de abril de 1977 fue secuestrado en La Plata. Estuvo detenido en Campo de Mayo y en una cárcel clandestina de La Tablada. Se cree que fue asesinado en Mercedes.
Sus cuatro hijas también están desaparecidas. Oesterheld desapareció en 1977, durante la última Dictadura Militar.

20090418

Bossa-Nova


Bossa-nova, estilo musical de origen brasileño que surgió a fines de los años cincuenta impulsada por un grupo de estudiantes y músicos de clase media procedentes de Copacabana e Ipanema, en los barrios de Rio de Janeiro situados junto a la playa. El nombre se puede traducir como "el ritmo nuevo" o "el camino nuevo " aunque etimológicamente significa "voz nueva". Se hizo muy conocida en Brasil gracias a la grabación de "Chega de Saudade", interpretada por João Gilberto y compuesta por Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes tres de los principales exponentes de este género. en Brasil.

Orígenes e historia
No hay un consenso que reconozca la bossa-nova como un movimiento. Sin embargo, este estilo es reconocido por su importancia dentro de la historia de la música brasileña. Recogió los rasgos distintivos de la samba callejera, estridente y ardiente, para quitarle decibelios, fervor y tambores, y llevarlo a espacios más reducidos donde se pudiera escuchar en plena tranquilidad. Surgieron nuevas y sofisticadas armonías, con irregularidades que tenían una relación directa con el espíritu de la música de posguerra estadounidense, entre ellas el jazz. Las letras y la música mantenían además una estrecha relación entre sí, aunque su característica principal es el ritmo, de raíz brasileña.

La bossa-nova se hizo tremendamente popular en Brasil y en otras partes de Latinoamérica, aunque su éxito internacional estuvo limitado a pequeños periodos de tiempo, como por ejemplo tras el estreno de la película Orfeo negro o con los lanzamientos de los nuevos trabajos de Stan Getz en los sesenta.
Gracias al descubrimiento que figuras estadounidenses como Stan Getz o Charlie Byrd hicieron de la bossa-nova, se produjo un importante intercambio cultural entre estos músicos y otros como el precursor Laurindo Almeida, Antonio Carlos Jobim, João Gilberto o Astrud Gilberto, generando así una nueva rama de la síncopa que se basó en los esquemas de la música brasileña.
Quizás la canción más conocida de la bossa-nova es "La Chica de Ipanema" (A Garota de Ipanema) de Antonio Carlos Jobim, conocida a lo largo y ancho del mundo tanto en su versión original portuguesa como en su traducción al inglés.

Origen del término
“Bossa-Nova” significa “bossa nueva”. Por otra parte, la palabra “bossa”, usada aisladamente, ya era común en Brasil, antes de la creación del género musical, refiriéndose al encanto particular, al “estilo”, “instinto” o capacidad natural. Es así como fue de uso frecuente por los músicos antes de la grabación de “Chega De Saudade”.
En 1932, Noel Rosa utilizó la palabra en una samba… cuando expresó "O samba, a prontidão e outras bossas/São nossas coisas, são coisas nossas" (la samba, la determinación y otras bossas/son nuestras especialidades.)” En los finales de los años 50 y el principio de los años 60 solamente los jóvenes usaban el término Bossa Nova en su modismo para definir cualquier cosa nueva, o estilo nuevo, pero cuando la canción “Presidente Bossa Nova” del artista Juca Chaves se volvió un gran éxito en la radio, el término llegó a estar muy de moda y fue utilizado libremente por cada uno. Para la nueva manera de realizar la samba surgió él término originalmente llamado "Samba Bossa Nova" y luego, poco más tarde, solo "Bossa Nova".

Nadie puede alegar saber con exactitud cual fue el origen del término “Bossa-Nova”. Lo más probable es que el término “BOSSA” fuera usado para referirse a cualquier nueva “tendencia” o a la tendencia de moda dentro de la cultura-costera artística de los últimos 50 años en Río de Janeiro. El término finalmente llegó a ser conocido y ampliamente utilizado para referirse a un nuevo estilo de la música, a una fusión de la samba y a jazz, cuando los creadores aplicaron a su nuevo estilo el término como “la nueva cosa”. Era probable usar el término “Bossa-Nova” entonces como referencia genérica a lo que hacían en la música en ese entonces, que no tenía ningún nombre particular todavía. Sin embargo, el término se arraigó como la definición de su propia creación artística específica, que se conocía como “Bossa-Nova” o luego simplemente como “Bossa”, como lo conocemos hoy en día.

Instrumentos
La bossa-nova se toca normalmente con guitarra clásica, cuerdas de nylon y con los dedos (sin púa). En su forma más pura basta con la guitarra sin acompañamiento y la melodía cantada, como puede escucharse en numerosas interpretaciones de João Gilberto. Incluso en los arreglos de jazz de más envergadura, que se hacían para grupos hay casi siempre una guitarra que lleva el ritmo principal.

Aunque no sea tan importante como la guitarra, el piano es otro de los instrumentos que se usan en la bossa-nova; Jobim escribió para el mismo e interpretó en él en la mayor parte de sus grabaciones. El piano ha servido también como puente estilístico entre la bossa-nova y el jazz, permitiendo que estos dos géneros se influencien el uno al otro.
Los tambores y la percusión no se consideran una parte esencial, de la instrumentación en la bossa-nova (y de hecho los creadores tendían a prescindir de ellos), aun así hay un estilo de percusión definido en la bossa-nova, caracterizándose por continuas octavas en los timbales (imitando la pandereta de la samba) y golpeando ligeramente el aro, generalmente a contratiempo.

20090408

Cuentos cortos


Para leer con un express y un parisien…


"El hombre que va a menos (boceto de una vida completa)" (A. Dolina)

El protagonista ha nacido con una dotación formidable. Es inteligente,
valeroso, viril y apuesto. Sin embargo, durante toda su vida disimulará estas cualidades, tal vez por no apabullar a los demás.
Fracasará en sus estudios por fingir desconocimiento, aún poseyendo
erudición.
Renunciará a espléndidas mujeres y se casará con una verdadera bruja.
Retrocederá ante rivales que en realidad desprecia.
Cometerá injusticias para no sentir la soberbia de ser bondadoso. Se rodeará
de amigos miserables y les hará el homenaje de parecerse a ellos.
Tendrá gustos exquisitos, pero los negará para mentir regocijo ante las
cosas más despreciables.
Una noche sentirá venir la muerte y no tendrá miedo, pero gemirá como un
maula.
Jamás recibirá recompensa ninguna en este mundo, y tal vez tampoco en el
otro.

El duelo o la refutación del horóscopo (A. Dolina)

Los dos hombres nacen el mismo día, a la misma hora. Sus vidas no se cruzan
hasta que son enamorados por la misma mujer. Entonces se encuentran y pelean por ella. Uno de ellos obtiene la victoria y el amor. Al otro le corresponde el
dolor, la humillación y quizá la muerte. Los astrólogos han previsto ese día el
mismo horóscopo para los dos. Tal vez son erróneos los vaticinios.
O tal vez se equivoca uno al pensar que el amor y la muerte son destinos
distintos.

Los deberes de Pedro (A. Dolina)

Pedro se sienta en los últimos bancos del aula, como corresponde a un chico
que desdeña la educación y la vecindad de los poderosos. Las conspiraciones y
los batifondos nunca lo hallan ajeno. Busca el riesgo de las transgresiones y la
compañía de los más beligerantes. A veces lo tientan el estudio y la inteligencia.
Entonces, como quien acepta un desafío, como una compadrada, resuelve arduos
problemas de regla de tres y cumple los dictados sin tropiezos.
Un día, la maestra le acaricia el pelo tiernamente. El piensa:
-Ay, señorita... Si supiera cómo me gustaría regalarle una flor y darle un
beso.
Pero Pedro sabe quién es y conoce su deber y su destino. Con una gambeta se
aleja del afecto inoportuno y va a buscar la gloria allá en el fondo, donde los
malandras se empeñan revoleando los tinteros para que se cumpla mejor el divino
propósito del Universo.

El hombre que era, sin saberlo, el diablo (A. Dolina)

Un caballero de la calle Caracas resolvió negociar su alma. Siguiendo los
ritos alcanzó a convocar a Astaroth, miembro de la nobleza infernal.
-Deseo vender mi alma al diablo -declaró.
-No será posible -contestó Astaroth.
-¿Por qué?
-Porque usted es el diablo.

El hombre que pedía demasiado (A. Dolina)
Satanás: ¿Qué pides a cambio de tu alma?
Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones... Y también
juventud, poder, fuerza, salud... Exijo sabiduría, genio, prudencia... Y también
renombre, fama, gloria y buena suerte... Y amores, placeres, sensaciones... ¿Me
darás todo eso?
Satanás: No te daré nada.
Hombre: Entonces no tendrás mi alma.
Satanás: Tu alma ya es mía. (Desaparece).

“En el camino”, (Jack Kerouac)

Estamos ante una de las mayores tomaduras de pelo de todos los tiempos, una de las mayores infamias que se han infligido a la literatura y a los lectores. Hacer creer a un profano en el mundo de las letras que “esto” es una novela o siquiera una obra literaria en un sentido lato, viene a ser algo así como convencer a un jubilado de noventa años de que todavía le quedan veinte de estar en esta tierra. Una canallada, vamos, por más que el jubilado lo agradezca y se vaya a su casa tan contento arrastrándose como pueda. Arrastrándome tuve que irme yo de mi casa cuando terminé de leer este augusto bodrio, uno de los novelorrios más mal escritos, con menos enjundia y menor calibre que he tenido ocasión de pasarme por delante de los morros, oiga. E incluyo aquí las obras completas de Espido Freire y Lucía Echebarría. Se trata esta “novela” de una broma pesada que no se creería ni el mismo autor que la pergeño cuando le dijeran que se iba a convertir en un clásico. De basura de esta están llenas las estanterías, y de basura de esta son muy entendidos los señores de Anagrama, fieles protectores de la mierdería internacional que no han dudado en convencer a jóvenes y viejos, listillos y listones, de que ciudadanos como Bucowsky, Burroughs o este menda son escritores. El libro, por supuesto, no tiene ni pies ni cabeza, está mal escrito, no conduce a ningún sitio, la traducción es propia de un patio de parvulario con alumnos rumanos a hostias con magregíes, como se dice ahora. Una augusta marranada por la que deberían pedirse responsabilidades penales no sólo a los descendientes del autor, sea en línea directa o indirecta, parientes políticos o consanguíneos, editores de aquí y de fuera, de antes, de ahora y del futuro… a todos ellos les digo: señores, váyanse a tomar por culo, por el amor del cielo y por las barbas de Senaquerib.

20090402

Fueron, son y serán Argentinas



En memoria de los caidos en Malvinas!!!

NUNCA MAS!!! Basta de gobiernos que generan guerras absurdas,

La Guerra de las Malvinas o Guerra del Atlántico Sur fue un conflicto armado entre la Argentina y el Reino Unido ocurrido en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982 por la soberanía sobre estos archipiélagos australes tomados por la fuerza en 1833 y dominados desde entonces por el Reino Unido. Sin embargo, la Argentina los sigue reclamando como parte integral e indivisible de su territorio, considerando que se encuentran "ocupados ilegalmente por una potencia invasora" y los incluye como parte de su provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur
El saldo final de la guerra fue la reocupación de los tres archipiélagos por el Reino Unido y la muerte de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños. En la Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la junta militar que gobernaba el país y que había sucedido a otras juntas militares instauradas tras el golpe de Estado de 1976 y la restauración de la democracia como forma de gobierno. Por otro lado se sostiene que la victoria en el enfrentamiento permitió al gobierno conservador de margaret Thatcher lograr la reelección en 1983

Por:Fausto Daniel Sosa



Para la vida (Por Leon Gieco)

Estoy aquí sentado bajo del pequeño sol,
el que nos dió águila y también gorrión.
Que hacer con el silencio cuando la cabeza estalla,
como parar la impotencia de no poder hacer nada.
Porque querer matar a tus hijos,
es para que duela años la sangre.
Ayer por no querer a la patria y ahora por quererla demasiado.
leyes viejas mal genocidas,
mal presagio para la vida.

Con la luz llena de sombra
y con el sol en sufrimiento.
Volví a mí casa de rodillas y aquí mis amigos muertos.
En un país enfermo todas las cartas sobre la mesa,
jugamos juegos perversos entre fútbol y gruerra.
sangre de gloria odio contra amor,
dioses y bestias locura y dolor.
Abriré las puertas de este vacío
porque el destino me lanzó hacia arriba.
Leyes viejas mas genocidas,
mal presagio para la vida.

Insistiré con un mar de rosas
y construiré sobre cenizas,
entre un sueño nuevo en mis manos
y lucharé para que sea justicia.
Las mejillas de mis hijos en mis labios
y encontrar en sus ojos un nuevo descanso.
leyes viejas mal genocidas
mal presagio para la vida.
leyes viejas mal genocidas,
mal presagio para la vida.

Murió Raúl Alfonsín, símbolo de la libertad y de la democracia


El ex presidente de la Nación Raúl Alfonsín, símbolo de la recuperación democrática, de la lucha por la libertad y por los derechos humanos, y uno de los grandes líderes de la historia argentina, murió el 31 de Marzo a las 20.30, a los 82 años, luego de varios días de agonía, víctima de una larga enfremedad que lo afectó durante meses. Alfonsín falleció en su domicilio de Barrio Norte de la Capital Federal. Sus restos serán velados en el Congreso y serán sepultados en el cementerio de la Recoleta. El Gobierno dispuso tres días de duelo nacional, medida a la que adhirió la Provincia.

En este lapso la bandera permanecerá a media asta en todos los edificios públicos, pero las actividades laborales y educativas serán normales. Según su médico, Alberto Sadler, el líder radical -primer jefe de Estado luego del retorno democrático entre 1983 y 1989-, murió “tranquilo, acompañado de sus familiares y en mucha paz; estaba dormido”. La salud de Alfonsín había sufrido una severa desmejora el domingo, y ayer los médicos habían notado mayor tendencia al sueño y dificultades para la respiración. Sus familiares decidieron no hospitalizarlo; prefirieron que pasara sus últimas horas acompañado por sus seres queridos. Alfonsín cumplió 82 años el 12 de marzo pasado. Había aparecido en público por última vez a principios de octubre de 2008 para la inauguración de un busto con su imagen en la Casa Rosada, oportunidad en la cual estuvo junto a la presidenta, Cristina Kirchner.