Esperen un minuto! Veo algo sobre la cúspide del cilindro. No… sólo se trata de una sombra. En este momento las tropas están en el límite de la granja Willmuth. Siete mil hombres armados se aproximan cerrando el cerco… ¡Esperen un momento! ¡No era una sombra! ¡Es algo que se mueve!”.
Mientras Orson Welles llevaba a cabo la transmisión de la adaptación de La guerra de los mundos en su programa radial The Mercury Theatre on the Air no imaginaba lo que en ese momento sucedía fuera del estudio. Tampoco el precedente que marcaría.
1938. Estados Unidos. En un mundo que todavía no imaginaba internet y con una incipiente televisión, la radio constituía el único medio de comunicación en vivo.
Jhon Houseman y Orson Welles, bajo el sello CBS, realizaban un programa radial que presentaba las obras teatrales de la compañía El Teatro Mercurio. La noche del 31 de Octubre de ese año, un día antes de Halloween, pusieron al aire una adaptación de la novela de ficción de H.G. Wells con una particularidad: el formato del guión simulaba un informativo radial. Las canciones se sucedían entre informes de último momento, en las que el locutor narraba la invasión de naves marcianas que derrotarían las fuerzas norteamericanas con una especie de rayo de calor y gases venenosos.
El programa duró casi 59 minutos y, aunque al comienzo y durante la trasmisión hubo mensajes que aclaraban que solo se trataba de una dramatización, los oyentes entraron en pánico. Las comisarías y redacciones de noticias de Nueva Cork y Nueva Jersey (donde según e guión habían aterrizado las naves extraterrestres) se vieron bloqueadas por las llamadas de los oyentes aterrorizados por la ficticia invasión.
El impacto que generó en la audiencia convirtió a esta transmisión en un hito sociológico para describir y estudiar el poder de los medios de comunicación de masas.
En la actualidad, en el 70 aniversario de la histórica transmisión, parece imposible pensar en un hecho semejante gracias al gran acceso a la información disponible en formatos y soportes que permiten una comunicación inmediata.
El poder de la palabra, en el marco de una comunicación de masas, aún no se marchitó. No paso de moda ni fue reemplazado del todo por otros soportes. La magia de la radio sigue intacta.
Fuente: Miradas al Sur – por Ana Laura Cleiman (Fragmento)
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