20080914
Los 88 de Mario Benedetti
“A esta altura del partido creo en los ojos y en las manos del pueblo en general y en tus ojos y en tus manos en particular”
Mario Benedetti
Verdadero cronista de su ciudad (Montevideo) y de su tiempo, Benedetti es un prolífero intelectual - aproximadamente 80 títulos publicados - que transita la critica literaria, el ensayo prolífico, la poesía y, por supuesto, la narrativa. Como apuntó un periodista, a Benedetti sólo "le falta nada más que la ópera". Sus textos, inteligentes y cálidos, recuperan un país que ha transitado el memorioso recuerdo, el costumbrismo, pero también el dolor de las épocas difíciles de la dictadura. Su popularidad se extiende a todos los ámbitos de habla hispana donde habitualmente es best seller y su lectura de poemas emociona a miles de lectores. La literatura ciudadana es, por lo tanto, el medio que tiene Benedetti para comunicarse con sus lectores que, en la actualidad, no son sólo los hispanoparlantes, sino también de otras lenguas por las abundantes traducciones de sus obras (más de 20 idiomas).
Un par de poemas...
UTOPÍAS
Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías.
Cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza.
Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea.
Cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada.
Cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro.
Cómo voy a creer / dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía.
Señas del Che
Todo campo
es el nuestro.
Por ejemplo está éste
verde dispuesto verde
los surcos y los surcos
las nubes con sus gordas
pantorrillas de lluvia.
Está también el otro
campo de pronto abismo
recién nacidos muertos
sin haberse atrevido
a estrenar sus pavores.
Está el amor de siempre
el corazón del tacto
la noche de la piel
los poros y los poros
y la gloria y el beso.
Está la llamarada
la hoguera de la piel
el cuerpo brasa infame
el hombre que no sabe
por qué lo incendia el hombre.
Verde dispuesto verde
campo de pronto abismo
los surcos y los surcos
las nubes con sus gordas
pantorrillas de lluvia
recién nacidos muertos
sin haberse atrevido
a estrenar sus pavores
está el amor de siempre
está la llamarada
el corazón del tacto
la hoguera de la piel
la noche de la piel
el cuerpo brasa infame
los poros y los poros
y el hombre que no sabe
y la gloria y el beso
por qué lo incendia el hombre.
Desde un sitio cualquiera
montaña
o selva
o sótano
hay alguien que hace señas
agitando su vida.
Todo campo
es el nuestro.
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